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El humilde y el orgulloso

Usando la parábola del fariseo y el publicano, esta actividad ayudará a enseñar la diferencia entre siendo humildes y siendo orgullosos.

TEMAS:

Alabanzas, Adoración, Humildad

MATERIALES:

Hoja en blanco

DURACIÓN:

Aproximadamente: 20 minutos

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LO QUE VA A HACER USTED:

Dígales a los niños que sigan con la vista en sus Biblias mientras usted lee la parábola del publicano y el fariseo en Lucas 18:10-14. Despues, deje que los niños repasen la historia mientras hacen un dibujo para mostrar la diferencia entre los dos hombres. Permita como 10 minutos para completar el dibujo. Después, deje que cada niño(a) dé su dibujo al que está a su derecha. Después que cada niño le diga cosas buenas a la clase del dibujo que está en su mano.

Parábola del fariseo y el publicano
9 A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: 10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.

Preguntas:
1. ¿Encontraste que uno de los personajes fue más difícil de dibujar que el otro? ¿Cuál y por qué?
2. Cuando estaban diciendo cosas buenas sobre tu dibujo, ¿Cómo te sentiste?
3. ¿Había dibujos que no eran tan bonitos como el tuyo? ¿Cómo te hizo sentir?
4. Si podrías ser una de las dos personas en tu dibujo, ¿Cuál sería y por qué?
5. ¿De dónde viene nuestra habilidad para pintar/dibujar?

Cuando somos orgullosos, o vemos a otros que no tienen tanto como nosotros, pero menos, le estamos diciendo a Dios que Él no es importante, y que pensamos que podemos hacer las cosas solos, sin su ayuda. Pero eso para nada es cierto. Todas las cosas buenas vienen de Dios, solos somos nada. Así que debemos vivir una vida humilde ante Dios y admitir que sin Él estamos perdidos. Para no ser orgullosos, debemos reconocerlo y agradecerle por todo lo que nos da. Cuando hacemos esto, Dios nos exalta, y recuerda que Dios sabe lo que está en nuestros corazones.