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El juego de la alfombra

Un juego donde los grupos usan un poquito de habilidad y una alformbra para poder hacer el trabajo.

TEMAS:

Amabilidad, Sanar, Cuidado, Trabajo en equipo

MATERIALES:

Toallas (uno para cada equipo)
Animales de peluche
(uno para cada equipo)
Cuatro o más niños

DURACIÓN:

Aproximadamente 15 minutos

El juego de la alfombra

LO QUE VA A HACER USTED:

Primero va a dividir a la clase en dos o tres equipos. Deje que cada niño tome un pedazo de la toalla, las esquinas o los lados, etc. Van a jalarlo para que puedan usarlo como un tipo de trampolín. Los equipos van a empezar en un lado del salón, agarrando fuertemente la toalla, van a correr al otro lado del salón. En éste lado del salón, va a poner un peluche encima de su toalla y de ahí van a regresar al lado donde empezaron. No deben tirar ni dejar caer sus peluches. Este juego va a explicar la historia del hombre que fue bajado del techo en su lecho para ser sanado por Jesús. (Marcos 2:1-12).

Después de que tenga dos equipos listos. Va a explicarles que van a correr al otro lado del salón, donde van a tener un peluche enfermo puesto en su alfombra. Luego, sin dejar que el peluche enfermo se caiga, deben correr al lado del salón donde empezaron. Dígales que si su peluche se cae, deben pararse y contar a 10 antes de que puedan seguir. Esto le da tiempo al maestro a recoger el peluche y ponerlo de nuevo en su alfombra. El equipo que termine primero va a tener la oportunidad de felicitar al siguiente equipo que termine. ¿Listos? ¡Empiezen!

LO QUE VA A DECIR USTED:

En la Biblia, hay una historia donde hay mucha gente alrededor de Jesús en una pequeña chosa. Habían tantas personas, que la gente hasta estaba afuera. Habían unos hombres que querían llevar a su amigo a ver a Jesús para que lo pudiera sanar. Su amigo no podía caminar. Pero como habían tantas personas, no podían llegar a Jesús. Así que lo llevaron al techo de esa casa e hicieron un hoyo y lo bajaron en su lecho. Y ¿saben lo que pasó? Así es, Jesús lo sanó y se paró y se fue caminando.

Si estamos enfermos o si algo nos lastima, podemos saber que Jesús está ahí para nosotros. Así como Jesús sanó a ese hombre, El también puede sanarnos si no nos sentimos bien.